
Cuándo comprar y cuándo pedir prestado
Cada vez intento vivir siguiendo un estilo de vida que me permita desperdiciar menos y tener menos cosas. Cada vez me gusta menos comprar. Tengo que aceptar que sigo haciéndolo más de lo que debería. Pero cuando creo necesitar cosas, casi siempre busco primero en tiendas de segunda mano y cuando se trata de cosas más grandes que solo tengo que utilizar una vez o muy pocas, intento mayormente que me las presten amigos de confianza.
¿Pero cómo “deberían” funcionar los préstamos? ¿Cuándo sería mejor comprar?
- No hay necesidad de sentirse culpable por pedir algo prestado.
Para algunos de nosotros, pedir cosas prestadas no nos hace sentir vergüenza y nos parece lógico que si necesito usar una cosa, y tú la tienes y no la estás usando, ¿por qué no pedírtela prestada? Pero algo que para muchos sería lo más normal, para otros implica que obligamos al otro a prestarnos un producto que igual no quiere, o parecer más pobres…. Pero las personas que conocemos mucho o bastante no tendrán ningún problema – al contrario – les hará felices dejar las cosas que no usen.
- No perdemos nada en preguntar
Si alguien realmente no quiere prestarte algo, puede decir que no puede. Pueden necesitarlo, pueden creer necesitarlo o les puede agobiar en ese momento dejártelo. No creo que sea bueno exigir que nadie te preste una cosa en concreto si no quieren. Quizás esa máquina en concreto no la quieren dejar pero no tengan problema en prestarte otra cosa. Y quizás ellos no te lo presten pero otro amigo sí. Un no, no significa NO siempre.
- Buenos modales
Creo que es muy importante preguntar cuando desean recuperar el producto y que no te tengan que perseguir para recuperarlo. Porque si no cumples esto, es más que improbable que no te vuelvan a prestar nada más. Para mi es esencial recuperar un producto sin tener que llamar a mi amigo o mandarle mensajes para recuperarlo, o peor cuando tengo que ir yo a buscarlo porque no me lo devuelve o nunca tiene tiempo para devolverlo.
Hay otros casos, por ejemplo como nos pasa con un congelador en casa, que no usábamos y lo cedimos a unos amigos. Les dijimos que teníamos otro (también prestado) y que no teníamos intención de usarlo y que preferíamos que ellos lo usaran antes de tenerlo en el garaje llenándose de polvo. ¡Estuvieron tan contentos! Y nosotros también de que alguien lo usara y tuviéramos más espacio en el garaje.
Cuando te prestan algo que se puede desgastar, como por ejemplo una lijadora, puedes preguntar si necesitan un remplazo del papel. O al menos, por ejemplo, invitar a un refresco a tu amigo a cambio a modo de agradecimiento. Si dejas o te dejan un coche, lo más educado sería dejar el depósito lleno. Si rompes algo prestado se debe reparar o comprar uno de nuevo.
Pero la mayoría de las cosas no se rompen y normalmente la gente las trata con respeto, son tu familia y amigos. ¡Seguro que lo tratan mejor que si fuera suyo!
4. Situaciones en las que es mejor pedir prestado
Una amiga mía con un jardín pidió prestado un cortacésped y una desbrozadora porque tenía dudas sobre qué comprar. Los probó ambos y luego se decidió por comprar una desbrozadora porque por sus necesidades le pareció más útil.
Nuestro taladro lo dejamos bastante porque es prácticamente nuevo, lo usamos poquísimo y así nuestros amigos no tienen que comprar uno nuevo.
También he tomado prestado sacos de dormir, colchones hinchables, maletas, móviles que ya no uso, mini electrodomésticos (como planchas o batidoras), televisiones, o productos más peques como libros o ropa para bodas o celebraciones especiales. Las iniciativas de préstamos de libros entre amigos me encantan porque además se hace mucha crítica literaria.
- Situaciones en las que prefiero comprar:
Cuando es algo que voy a usar con mucha frecuencia y pedirlo continuamente sería una molestia para todos. Cuando es algo difícil de encontrar o que no tiene ningún amigo tuyo. Cuando es un producto de uso íntimo (por ejemplo una depiladora o ropa interior).
- Dar y recibir
Es una actitud. Cuando prestamos el congelador a nuestros amigos nos quisieron agradecer el detalle y el favor cocinándonos una súper receta buenísima que nos llevaron a casa a modo de sorpresa. Nos gustó tanto el detalle que realmente vimos su satisfacción y la importancia del detalle. Nuestros amigos pueden comprar un congelador, pero si tenemos uno que no usamos, por qué no dejarlo?
Compartir es algo bueno. Cada vez me gusta más. Reduce nuestros residuos, nos conecta con las personas y nos ordena los hogares. Por mi propia experiencia, cuando los grupos de amigos se prestan cosas, el vínculo crece.
La próxima vez que necesites algo, antes de dirigirte a la tienda, pregúntate sinceramente, y varias veces, ¿puedo pedirlo prestado? Ya verás que muchas veces, la gran mayoría, la respuesta es afirmativa. :-)